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domingo, 28 de septiembre de 2014

Tarde de Teatro con OLIVIA y EUGENIO

Argumento:
En Olivia y Eugenio, madre e hijo se enfrentan a una situación extrema donde se cuestionan valores que surgen en tiempos de crisis. La tragedia se acerca irremediablemente a Olivia, que rememora su pasado haciendo un sincero ajuste de cuentas con su marido, madre, amistades, médicos, y con todos aquellos que presumen de ser normales, como políticos, profesionales y deportistas con éxito. Sobre ellos, Olivia, se plantea si son más normales que su hijo Eugenio, un joven con síndrome de Down. Finalmente, ¿quién es normal en esta vida? 

Al igual que Job, Olivia también ajusta cuentas con Dios, quejándose de la cruel vejez que se lleva poco a poco órganos vitales que le permitían vivir dignamente. 

A pesar del latente suicidio, la obra quita hierro a la tragedia, no la dramatiza ni la melodramatiza con discursos sentimentaloides; Olivia ya pasó esa etapa. Ahora se enfrenta a la mecánica de lo prosaico, lo ordinario. Ésto sería análogo a un suicida que duda de la resistencia de la soga y tiene problemas para hacer bien el nudo corredizo. 

Ayuda a esta desdramatización, la participación ingenua de Eugenio que sin querer abre una alternativa a la enésima hora obligando a Olivia a pensar si no hay otra solución o al menos postergarla. Al final, cuando todo está decidido y encaminado, salta la sorpresa para ella y lógicamente para el espectador. 

Olivia y Eugenio es una obra actual dentro del marco de la corrupción política, donde se tratan temas como el terrorismo, alcoholismo juvenil, inseguridad ciudadana, de la que se desprende otra pregunta: ¿quién es realmente feliz, una persona que parece tener éxito o un jóven como Eugenio? 

Ha habido diferentes películas en el mundo donde han participado personas con síndrome de Down, pero hasta donde hemos podido averiguar, en Olivia y Eugenio, es la primera vez que se realiza una obra teatral de estas características. Tener a Concha Velasco llevando el peso del drama y al director escénico José Carlos Plaza, es un inmeso orgullo para cualquier autor que pretende presentar su obra a públicos comprometidos. 
Herber Morote 

Hay obras de teatro que me producen admiración, otras sonrisas e incluso carcajadas; otras penas o preocupación; las menos, reflexión; pero las hay que desde las primeras palabras, simplemente te encogen el corazón y no te sueltan hasta el último momento. Esto me ocurrió con Olivia y Eugenio. Una realidad dura y específica, aparentemente inexorable, conduce esta obra. Pero esas cualidades que hoy tenemos tan abandonadas como la ternura, la fe en nosotros mismos, la inmensidad del amor a la vida, la ingenuidad, la inocencia, la alegría de sentirse vivos y tantas y tantas otras, cambian esa realidad y nos muestran que siempre hay otros caminos, que el hombre es dueño de su propio destino, digan lo que digan las circunstancias, los agoreros oficialistas y los erigidos como presbíteros incuestionables que tantas veces nos ciegan y nos impiden ver lo que es precisamente, la gran aventura de la vida. 

Un ser entrañable, de esos que calificamos con horrendos y equívocos epítetos para diferenciarlos de nosotros, los patéticos normales. Un ser marginado socialmente, uno de esos seres que hemos decidido que estén aparte, nos dan una lección de vida. Nos muestra dónde está la auténtica realidad, los auténticos valores, la vida en estado puro. ¡Envidiable Eugenio!, ¡Afortunada Olivia que convives con él! Indiscutible luz en este mundo oscurecido por la mezquindad, la codicia y el desprecio a los demás. Lóbrego mundo que niegas cualquier ayuda a los mal llamados débiles, que llega hasta quitar la ayuda a los dependientes ante la actitud indolente de los demás. ¿Cuántos Eugenio harían falta para modificarle? 

He dirigido ya más de un centenar de obras teatrales, peroOlivia y Eugenio es la que siempre permanecerá más cerca de mi corazón. 
José Carlos Plaza 

He olvidado decir, porque carece de impotancia, que Eugenio tiene síndrome de Down. 

AUTOR 
Herbert Morote 

INTÉRPRETES 
Concha Velasco 
Rodrigo Raimondi / Hugo Aritmendiz 

DIRECCIÓN 
José Carlos Plaza